sábado, 8 de junio de 2013

Por un "Estado de paz"




                         La posibilidad de la constitución de un estado propio moviliza sectores muy diversos de la sociedad catalana. Las múltiples dinámicas generadas, empáticas o críticas hacia el propósito constituyente, indican su verosimilitud. También el sector de la cultura de la paz, comprometido en la implantación progresiva de una cultura orientada por los principios de la cooperación y de la noviolencia, se sabe emplazado a tomar postura en este necesario ejercicio de prospectiva. Resultaría inexplicable que un sector que está trabajando eficazmente,  desde hace muchos años, por la movilización de la sociedad, civil y oficial, a favor de los valores de la cultura de la paz, no promoviera en este momento un debate público sobre el modelo de seguridad del nuevo estado. Un debate en el que participamos propositivamente.
                          Con esta finalidad se ha constituido un grupo estable de trabajo, Estado de Paz, en el que participamos, sin detentar representación alguna, un buen número de personas vinculadas a diversas entidades pacifistas. El primer objetivo del grupo, un seminario, se concreta en la redacción del documento Modelo de seguridad para un estado propio del siglo XXI, que es una propuesta que partiendo de la hipótesis de un estado catalán, se dirige a la ciudadanía en general y de modo especial a quienes deberán tomar decisiones. En el grupo, heterogéneo por lo que se refiere a ideología y posicionamiento político de los participantes, hay un sólido acuerdo sobre tres puntos:

Primero. Valoración de la seguridad como una necesidad de primer orden;
Segundo.Visión respecto a la seguridad, inspirada en el concepto de seguridad humana;
Tercero. Adhesión a los principios de la noviolencia. 

Aunque la reflexión viene propiciada por una dinámica local, no dudamos que puede ser útil en otros contextos distintos del de la sociedad catalana de hoy. Nuestra reflexión se produce en un escenario muy concreto pero forma parte de una elaboración conceptual en curso, a nivel planetario, que apunta a cambios muy profundos en el concepto de seguridad.

              No son los estados los que requieren seguridad frente a otros estados, aunque ese sea el núcleo duro del concepto de defensa; son las personas quienes necesitan y exigen seguridad. Una sociedad democrática debe responder a esa exigencia con una visión de gran amplitud y profundidad y con una autoexigencia de máxima eficacia. Los ciudadanos “...aspiran a los derechos humanos básicos que garantizan una existencia tranquila y digna, libre de la necesidad y del miedo” (Aung Sang Suu Kyi)  y la única razón de ser del estado es la de ser instrumento de esta aspiración. Pero éste no es el resultado obtenido por la acción de centenares de ejércitos, de todos los colores y culturas, que han sembrado la historia humana de muerte, dolor, destrucción y miseria. Seguridad humana es que el estado proteja a las personas; defensa comporta el sacrificio de vidas humanas por la seguridad del estado. Es evidente que no queremos ningún otro ejército y menos todavía si ha de ser nuestro.

             Esta visión de la seguridad centrada en el objetivo de liberar a las personas de las necesidades y del miedo es la idea central de nuestra propuesta Modelo de seguridad para un estado propio del siglo XXI que daremos a conocer el próximo mes de septiembre.  

Si Cataluña llega a ser un nuevo estado no ha de  querer ser el último de los viejos estados construidos sobre cimientos obsoletos de soberanía irrestringible, de irresponsabilidad hacia el exterior y hacia el medio ambiente, de afán de dominio, de aceptación de la fuerza como argumento decisivo.  
Si Cataluña llega a ser un nuevo estado no puede dotarse miméticamente de estructuras e instituciones anacrónicas que solamente la inercia mantiene a penas en pie en estados envejecidos.  
Si Cataluña llega a ser un nuevo estado ha de fundamentarse explícitamente en los valores que apuestan por un desarrollo humano atento a todas las dimensiones personales, debe crear estructuras e instituciones, si es preciso audazmente innovadoras, que lo hagan posible y debe aceptar que, precisamente por ser un estado nuevo y de pequeñas dimensiones, más libre que otros de inercias históricas, tiene la responsabilidad de orientarse y de orientar hacia un futuro más humano.

Jordi Armadans, Alfons Banda, Núria Breu, Pepe Beunza, Joan Contijoch, Lluís Fenollosa, Rafael Grasa, Jose Luís Gordillo, Jaume Llansó, Xavier Masllorens, Martí Olivella, Pere Ortega, Alvar Roda, Jordi Urgell, Fèlix Saltor, Gabriela Serra, Lluís Sobrevia y Eduard Vinyamata.

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