lunes, 7 de marzo de 2016

Crisis migratoria y de refugio, el reto pendiente

Reproduzco, por su valor y acierto, el artículo publicado por la Coordinadora española de ONG para el desarrollo:

El planeta afronta la peor crisis migratoria y de refugio de la historia. Casi 60 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, un vergonzoso record que evidencia a incapacidad de los gobiernos de garantizar los derechos humanos.
La respuesta europea a esta crisis está lejos de sus valores fundacionales. Mientras miles de personas pierden su vida en trayectos peligrosos por tierra y por mar, la EU construye vallas, militariza las fronteras e incumple tratados internacionales en materia de derechos humanos e incluso su propia legislación.
Las personas que inician estos viajes a ciegas huyen de conflictos bélicos, condiciones de pobreza extrema y de violación sistemática de derechos humanos. Nadie comienza una huída de este tipo, poniendo en peligro su vida y la de sus familias, si no es porque no tiene otra opción. No hay muros frenen  el derecho de las personas a encontrar un sitio seguro donde vivir.
Mientras se incumplen las obligaciones en materia de migración, asilo y refugio, se recortan los fondos para cooperación internacional que podrían contribuir a la mejora de la situación en los países de origen. Se llega incluso a plantear que parte de esos escasos fondos para cooperación sean destinados a la atención de las personas que llegan a nuestras fronteras. La atención a estas personas exige contar con fondos adicionales, específicos y suficientes.
Mientras se violan sistemáticamente los derechos humanos a las puertas de Europa, el comercio de armas continúa aumentando sus beneficios; y la lucha por el negocio de los recursos naturales del planeta y los intereses geoestratégicos campa a sus anchas.
Consecuencias extremadamente peligrosas
Las graves consecuencias de este tipo de decisiones ya se están dejando ver. Los discursos y propuestas políticas xenófobas ganan terreno y con ellos los ataques a centros de acogida a migrantes y refugiados. Aunque afortunadamente, aún son residuales, la UE y sus Estados miembros deberían mantener la alerta para evitar que se repitan los graves errores del pasado.
La ciudadanía, como viene demostrando desde hace tiempo, está muy por encima de las decisiones políticas. ONG, grupos sociales, voluntarios y voluntarias, y la ciudadanía en general se está organizando tanto en los puntos de llegada como en múltiples ciudades para salvar vidas, atender a las personas que llegan a nuestros países y contrarrestar los mensajes y discursos que criminalizan a quien debe ser protegido.
Desde la Coordinadora de ONGD venimos denunciando esta situación y sumándonos a las propuestas ciudadanas que se están desarrollando en este sentido.

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